En el ámbito de la exposición dedicado al retrato, encontramos la fotografía de un hombre de espaldas. Podría decirse, pues, que es un “no-retrato”... porque de hecho no le vemos el rostro ni la expresión de la cara.
En el diagrama táctil, puede reseguir de abajo a arriba: el contorno de los hombros del personaje anónimo, vestido con una chaqueta de la que sobresale el cuello de una camisa de rayas. En la parte superior, la cabeza del hombre cubierta por una boina, rematada en el centro por la típica punta o rabillo. Es una boina tradicional castellana, más pequeña, más redondeada y encajada que la txapela basca, por ejemplo, bastante más ancha y plana.
Francesc Català Roca tomó esta instantánea en tierras de Castilla, en Ávila concretamente, hacia finales de los años 50 del siglo XX. En aquella época recibió un encargo del ministerio de turismo para hacer un reportaje sobre el patrimonio y las tradiciones de los pueblos de España. Él aprovechó este viaje para captar también escenas cotidianas y dar el protagonismo a las personas más humildes.
Para Català Roca, su principal plató fue siempre la ciudad, el campo, los pueblos. Estudiaba a fondo la luz y las sombras para crear claroscuros y, sin utilizar ningún tipo de foco adicional, buscaba el momento y la hora idónea del día para disparar la cámara.
Era también conocido como el fotógrafo del silencio, una característica que le permitió fotografiar al artista Joan Miró mientras trabajaba en la intimidad de su estudio, en unas condiciones excepcionales de confianza y amistad. En cierto modo, la imagen anónima del ciudadano de Ávila nos muestra también ese talante discreto y callado de Francesc Català Roca.
Ciudadano de Ávila.
C. 1959
Francesc Català-Roca
de Francesc Català-Roca
de Pere Català i Roca
de Pere Català i Roca
de Pere Català i Pic
de Francesc Català-Roca